Durante la última mitad del siglo XX, la medicina estuvo dirigida a la atención de enfermedades y el tratamiento de estas, con la llegada del siglo XXI la atención ha adquirido un enfoque más integral, llegando a incorporarse en el manejo de la salud el control y optimización de lo determinantes sociales, políticos, económicos y ambientales. El enfoque de tratamiento siempre prioritario, pero priorizando la protección, promoción prevención y preparación de la salud como un enfoque global. La evolución crítica pasó de evaluar todos los aspectos relacionados a las enfermedades transmisibles, hasta llegar a valorar los aspectos de las enfermedades no transmisibles (cáncer), más allá de la medicina individual debe prevalecer el hecho de atender una adecuada justicia social y el empoderamiento de las comunidades particulares, sobre los determinantes de la salud, debe entenderse en un país multicultural, que cada sector, es un sector salud. Por ejemplo en la primera mitad del siglo XX predominaba la desnutrición y actualmente predomina la sobre nutrición que aumenta el riesgo de enfermedades que no eran predominantes en 1900, como la diabetes, hipertensión, enfermedades vasculares entre otras.
El sector salud ha tenido una evolución muy rápida, sobre todo en el último tercio del siglo XX e inicios del siglo XXI, la tabla población ha cambiado pasamos de poseer un predominio de enfermedades transmisibles, a un alto porcentaje de enfermedades no transmisibles, esto en relación al cambio porcentual en la población mayor de 65 años que pasará de 6,7% en 2007 a 11,5% en 2025, deberá hacer que las políticas de salud cambien, debemos permitir acceso oportuno a servicios de salud de calidad, empoderar a los diferentes grupos poblacionales y permitir que las poblaciones v vulnerables cuenten con adecuados servicios de salud, así como la optimización de los determinantes, necesitaremos mejores aceras, medios de transporte, lugares de esparcimiento, centros a atención integral, dirigidos a un grupo poblacional que se irá incrementando.
El empoderamiento debe ir de la mano de un autofinanciamiento de las políticas de salud, por grupos involucrados, con el pasar del tiempo se observan dos escenarios la inversión del PIB en salud ha disminuido pasando de 18,3% en 1993 a 5,7% en 2006, el otro es quienes aportan al seguro en salud, en 1984 los asalariados aportaron 19,2% en 2000 bajó a 18,7%, el voluntario pasó de 4,5% a 6,6%, y la cobertura por el estado es en el año 2000 de 8,5%; esto permite ver como a pesar de que el 87% de la población cuenta con cobertura, los que aportan mayor porcentaje (asalariado) han disminuido y han aumentado los que aportan menos (estado, voluntario), esto deja entrever que si la inversión estatal ha disminuido y el grueso de los aportes ha disminuido, como compensar este desbalance en un sistema de financiamiento tripartita (9,25% aportado por patronos, 5,5% por los trabajadores y 0,25% por el estado), que ha venido sufriendo una mayor demanda por la población.
La medida más ambiciosa realizada por parte del estado ha sido trasladar un porcentaje importante del dinero estatal a las competencias municipales, que permitan mejorar y optimizar los determinantes de la salud, como mejorar el manejo de desechos sólidos (ambiental), compra de servicios, que no sean solo médicos entre ellos atención integral, asilos centros de vejez, centros de rehabilitación (político), diversificación de los servicios prestados, asesorías, investigación por la CCSS (económico), permitiendo acceso oportuno, y de calidad a los servicios de salud (sociales), es una medida algo prematura aprobada en 22014 y puesta en práctica hasta hace más de un par de meses, por los gobiernos locales, habrá que esperar para valorar los resultados de esta medida.
Percy Guzmán Montero
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